Síntomas característicos
La ansiedad es una respuesta cognitiva y fisiológica normal diseñada para llamar nuestra atención sobre la gravedad de un acontecimiento o situación y motivarnos a actuar. Los trastornos de ansiedad no son leves y breves, sino graves y crónicos. Los ataques de pánico, una oleada de miedo y temor que nos consume, son una característica común de los trastornos de ansiedad.
Un ataque de pánico es una oleada repentina de miedo y ansiedad abrumadores que alcanza su punto álgido en cuestión de minutos. El DSM-5 enumera 13 posibles síntomas de un ataque de pánico:
- Aumento de la frecuencia cardíaca
- Sudando
- Temblor
- Falta de aliento
- Sensación de ahogo
- Dolor torácico
- Náuseas
- Mareos
- Escalofríos o sensación de calor
- Entumecimiento u hormigueo
- Sensación de irrealidad o despersonalización
- Miedo a perder el control
- Miedo a morir
Deben presentarse cuatro o más de estos síntomas para que el episodio se considere un ataque de pánico. Un ataque de pánico puede ocurrir una sola vez en la vida de un individuo, pero muchas personas experimentan múltiples episodios.
Tipos de trastornos de ansiedad
TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN
El trastorno de ansiedad por separación es un miedo o ansiedad inapropiados y excesivos en relación con la separación del hogar o de las personas a las que el individuo está unido. El miedo o la ansiedad son persistentes y duran al menos cuatro semanas en niños y adolescentes, y seis meses o más en adultos.
MUTISMO SELECTIVO
El mutismo selectivo es la incapacidad de hablar en algunos entornos sociales y con algunas personas durante al menos un mes. Un niño con mutismo selectivo puede hablar normalmente en casa, o cuando está solo con sus padres, pero no puede hablar en absoluto, o hablar más allá de un susurro, en otros entornos sociales.
La vida de algunas personas se restringe hasta el punto de que evitan las actividades cotidianas...
FOBIA ESPECÍFICA
La fobia específica es el miedo o la ansiedad extremos e irracionales ante un objeto o situación concretos. Las fobias específicas suelen centrarse en animales, insectos, gérmenes, alturas, truenos, conducir, transporte público, volar, procedimientos dentales o médicos y ascensores.
TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL
El trastorno de ansiedad social es un miedo o ansiedad marcados ante situaciones sociales en las que el individuo está expuesto a un posible escrutinio o juicio por parte de los demás. El miedo o la ansiedad provocan un malestar clínicamente significativo que dura seis meses o más.
TRASTORNO DE PÁNICO
El trastorno de pánico consiste en ataques de pánico recurrentes que aparecen de repente y sin previo aviso. Las personas con trastorno de pánico suelen desarrollar una ansiedad intensa entre los episodios, preocupándose por cuándo y dónde se producirá el siguiente ataque de pánico. La vida de algunas personas se restringe hasta el punto de que evitan incluso actividades cotidianas, como conducir o ir a la compra.
AGORAPHOBIA
La agorafobia se caracteriza por la evitación de situaciones o lugares en los que se piensa que puede ser difícil escapar o que no se dispone de ayuda en caso de ataque de pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos.
TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una ansiedad y preocupación excesivas, aunque haya poco o nada que las provoque. La ansiedad es lo bastante grave como para afectar a la capacidad del individuo para desenvolverse en su vida cotidiana. La persona reconocerá a menudo que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica, sin embargo, puede tener dificultades para controlar estos pensamientos y sentimientos. En el TAG, la ansiedad suele ir acompañada de síntomas físicos como fatiga, insomnio, dolor de cabeza, tensión muscular, sudoración, dificultad para respirar, irritabilidad y sofocos.
Prevalencia y edad de inicio
Los trastornos de ansiedad son la enfermedad mental más frecuente en Estados Unidos y afectan aproximadamente a 40 millones de adultos (18% de la población). Las mujeres tienen el doble de probabilidades de ser diagnosticadas de un trastorno de ansiedad que los hombres. La edad de aparición del mutismo selectivo suele ser antes de los 5 años, mientras que el trastorno de ansiedad por separación, la fobia específica y el trastorno de ansiedad social suelen manifestarse por primera vez en la infancia tardía. La edad habitual de aparición del trastorno de pánico y la agorafobia es al principio de la edad adulta, mientras que el trastorno de ansiedad generalizada es el más tardío, en torno a los 30 años. Las personas con trastornos de ansiedad corren un alto riesgo de padecer trastornos coexistentes, como depresión y abuso de sustancias.

Tratamiento y apoyo
ANXIOLÍTICOS
Los profesionales sanitarios pueden recetar ansiolíticos (para calmar la ansiedad). El efecto secundario más común de estos fármacos es la somnolencia diurna, o lo que algunos han descrito como "sensación de resaca". Las benzodiacepinas disminuyen la ansiedad aumentando la actividad del neurotransmisor GABA. Debido al riesgo de dependencia, las personas con problemas de abuso de sustancias no son buenas candidatas para el tratamiento con benzodiacepinas.
La buspirona (BuSpar) es un ansiolítico único que ha demostrado su eficacia en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada. Aunque se desconoce el mecanismo de acción exacto de la buspirona, sus efectos ansiolíticos son el resultado de cambios producidos en el sistema neurotransmisor de la serotonina. Los efectos secundarios más frecuentes son mareos, somnolencia y náuseas. A diferencia de las benzodiacepinas, la Buspirona no crea adicción y debe tomarse durante al menos dos semanas para contrarrestar los síntomas de la ansiedad.

ANTIDEPRESIVOS
Debido a los riesgos de adicción asociados a las benzodiacepinas, cada vez se utilizan más los antidepresivos, en particular los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como tratamiento inicial de los trastornos de ansiedad. Algunos ejemplos de ISRS son Prozac, Zoloft, Paxil y Celexa.
Como ya se ha mencionado, estos fármacos actúan específicamente para aumentar los niveles de serotonina en el cerebro. Para los trastornos de ansiedad también se recetan medicamentos más antiguos, como los antidepresivos tricíclicos (por ejemplo, Anafranil) y los inhibidores de la monoaminooxidasa (por ejemplo, Nardil), que afectan a una gama más amplia de neurotransmisores. Estos medicamentos han demostrado ser tan eficaces como los ISRS en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, pero como los efectos secundarios de estos medicamentos pueden ser graves, la mayoría de los médicos y pacientes prefieren los ISRS.
PSICOTERAPIA
El enfoque psicoterapéutico que ha demostrado ser más eficaz en el tratamiento de los trastornos de ansiedad es la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC reduce la ansiedad eliminando las creencias y conductas que mantienen el trastorno. Para ser eficaz, la terapia debe ser específica para las ansiedades del individuo. Por ejemplo, a una persona con una fobia específica que teme la suciedad y los gérmenes se le puede animar a que se ensucie las manos durante una sesión. A medida que aumenta la ansiedad por la "contaminación", el terapeuta trabaja con el paciente para desarrollar habilidades que le permitan controlar las sensaciones físicas y los pensamientos negativos. A lo largo de varias sesiones, el terapeuta puede animar a la persona a esperar períodos de tiempo cada vez más largos antes de lavarse. El tratamiento suele durar entre doce y veinte semanas.
Una perspectiva espiritual
Los trastornos de ansiedad son trastornos cerebrales. El pánico abrumador descrito por David en el Salmo 55 no es lo mismo que los niveles normales de preocupación e inquietud de los que hablan Jesús en el Sermón de la Montaña (Mateo 6:25-34) y los apóstoles Pablo (Filipenses 4:6) y Pedro (1 Pedro 5:7) en sus epístolas. Como Cuerpo de Cristo, debemos ser conscientes de que la gran verdad que la Biblia nos enseña sobre la ansiedad es que, cuando luchamos, Dios está presente (Salmo 94:19), ocupándose de nuestras necesidades y proporcionando la gracia sustentadora necesaria para perseverar en un mundo caído.

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